La hora predilecta para hacer foto es, como algunos ya saben, el atardecer, alias “La golden hour” o “La hora dorada” pa‘ los compas.
Pero ¿por qué es la mejor hora? Bueno, podría echarme un choro mareador y tratar de dar la explicación científica del porqué cuando el sol se posiciona a cierto ángulo en relación con la tierra nos regala colores cálidos. Pero la verdad es que, no soy cientifica y no entiendo este proceso al 100. Así que me voy a enfocar en redactar lo que significa el atardecer para mí, lo que me transmite y lo que me motiva a transmitir.
Pero primero… Platiquemos porqué no es buena idea tomar fotos entre las 11 am y las 4 pm (aproximadamente dependiendo la estación del año). Al medio día el sol está en su punto más alto. La Luz que emana es muy directa, las sombras son duras y hacer sesión a esa hora es condenar a los clientes a que les brille la frente, cierren los ojos, y se cansen más rápido, ademas del bronceado innecesario.
Ahora bien, durante el atardecer, el sol comienza a descender, irradia colores naranjas, amarillos, rojos. Pinta la piel de colores cálidos. Las montañas también se pintan de colores rojizos. En sí todo el ambiente se pinta de una luz suave y cálida.
Se puede jugar más con la luz, se puede hace fotografía de siluetas, a contra luz, que le dan otro sentido a la imagen. Después de todo no olvidemos el significado de la palabra “fotografía”: Foto=Luz, Grafía= Escribir/dibujar, o sea, dibujar con luz. Lo sé, es hermoso.
Por eso, como fotógrafa es mi deber entender La Luz para poder transmitir, en relación con técnica, encuadre, composición, las emociones que mis parejas me transmiten.
Y es que ningún atardecer es igual a otro, porque todo depende del clima, el viento, las nubes, el sol, la estación del año, nuestra posición geográfica, nuestra altura, es decir no es lo mismo ver un atardecer en la ciudad en medio de edificios, que en la playa, o en la cima de una montaña. Y es que hay atardeceres, que al igual que algunas personas, nos roban el aliento. Hay atardeceres equis, intrascendentes, que pasan desapercibidos, igual que algunas personas. Hay atardeceres altaneros que te gritan a los cuatro vientos que los mires y aprecies su colores rojos y naranjas y sus nubes cuarteadas. Hay atardeceres bonitos que aprecias en su momento, pero que al siguiente día ya no te acuerdas bien la cara.
Hay atardeceres memorables, que te marcan, y después de algún tiempo te sigues acordando lo que te hacía sentir contemplar su belleza. En sí, creo que el atardecer, muy en lo personal me pone en un mood inspirado y súper receptivo para apreciar de formas distintas lo que encuentro en mi entorno.
En resumen, mi hora favorita del día para contemplar la nada y hacer foto… es el atardecer.